2.12.15

Daughter - Youth

Sombras y ecos. Parece que todo se reduce a eso: los espacios que quedan vacíos en uno de los lados del armario. El hueco con la forma de una cabeza en la almohada, que duele cuando la miras de reojo desde la otra punta del abismo de la cama. La camiseta encontrada, mal doblada, en el fondo de un cajón donde hubieras jurado que no había nada. El sabor amargo de despedidas mal entendidas y la confusión y la resaca agridulce que surge de palabras que tan solo rellenan espacios entre lo que tu decías y lo que decía yo.

Guitarras, voces y ecos en loop, hablando sobre todo eso y más. Melancolía y sillas vacías donde antes había sonrisas silenciosas y momentos compartidos.

Maldita sea. Canciones que resuenan en mi cabeza, parte 52435.


1.8.15

el camino del paria.

La tormenta me impulsa a levantarme y a escribir con la fuerza de un tsunami de dolor. Y sentado delante del ordenador vuelvo a acariciar las esquinas de la pena, y vuelvo a echar de menos las inercias y las rutinas que sumadas me hacían un poco más yo. Y busco las piezas del puzzle de la persona que era ayer y paso los días cada vez más convencido de que la última está perdida debajo del sofá del amor propio. He viajado a lugares que jamás debería haber pisado y creo que he olvidado mi lengua materna. Y ahora balbuceo cuando intento describir hasta las cosas más simples. Y dudo cuando intento encontrar el camino de miguitas de pan que dejé hace mucho, mucho tiempo, en el rincón de pensar de dentro de mi craneo. Quizás ese rastro nunca estuvo ahí. Quizás olvidé abrir el paraguas que paraba las dagas. Quizás las piedras del camino me hacen tropezar más que antaño. Quizás los cordones de mis zapatos son más largos y están más enredados de lo que pensaba.

Y mientras los quizás se me acumulan en la vetusta mochila de las experiencias recorro una vez más el camino de subida.

Sigur Rós - Sæglópur (en loop, como toda la música de romperse por dentro)

3.7.15

deriva

Me desplazo en perpendiculares que cortan en puntos que no tenía calculados. Mi pena es tal que ni unos brazos de gigante a abarcarla llegan. Siento los aromas de lo que podía haber sido y no he podido alcanzar.

Soy un imbécil que jugó a intentar ser feliz y fracasó a media zancada. Y nada de esto parece real.