20.3.10

Mire a donde mire...

Las Ramblas, muy pronto. Con sus borrachos a medio caer o a medio levantar (dependiendo de cómo veamos la botella de whisky) sentados en algunos portales. Con sus putas exóticas que simulan ser quien no son (y a las que se les ve el plumero a la legua). Con sus pakis, que a estas horas de la mañana han desistido de la venta de cervezas e incluso de la de comida, recurso que tan sólo los muy incautos pueden tomar en serio. Con sus puestos de flores, eternos, que me traen recuerdos de la infancia en los que paseando con mis padres por la rambla de las flores les acuciaba para llegar a la rambla de los animales, pensando ya en que me compraran un patito o una tortuguita con la que jugar con mi hermana. Con sus basureros de BCNeta, que soportan estoicos un escenario (el de cada día) en el que los que se levantan se avergüenzan de los que aún no se han acostado.

Y estas Ramblas huelen a sexo.