8.9.13

el miedo.

Dardos tranquilizantes lanzados con una cerbatana y con mucha destreza, directos al corazón. Brazos de zombie de película de serie B, de bajo presupuesto y peores efectos especiales, que surgen de una tumba de cartón piedra y sujetan de los tobillos a la guapa de la película. Ese momento en que terminas tu examen y empiezas a alzarte, y te paras justo al darte cuenta de las miradas de reojo y de que eres el primero y el único que está a punto de entregarlo. Ese ahogo en seco, esa parálisis ante una puerta oscura que la parte racional de tu cerebro quiere cruzar, y la parte irracional lo único que quiere es estar de copas en el bar de siempre con los amigos.

Pero la protagonista siempre vive. Y los exámenes se pueden repetir y aprobar. Y las puertas se pueden cruzar. Y no hay dardos que puedan parar a los valientes.

7.9.13

aproximaciones a un jazz (d)escrito.

Una tormenta, con agua cayendo tan furiosa que vibra en todas direcciones, incluso en horizontal. Platos rotos grabados a cámara lenta, cien fotogramas en un latido de corazón. Un grito que rasga en dos el lienzo de un silencio en la más profunda calma. Una carrera a oscuras en mitad de la noche, y tu propia respiración y la de tu oponente son lo único que te guía en un plano de sombras mudas. Rabia contenida durante siglos, eones, desmesurada, colándose por las rendijas de una persiana a medio abrir en una ciudad perdida, y que dejas salir hasta quedarte vacío. Lo que queda de tus pisadas en la arena cuando has recorrido unos metros y las olas han pasado tras de ti, borrando tu rastro como los recuerdos de aquella noche con mucho alcohol y poca mesura.

La calma de un amanecer con alguien que respira a tu compás. Y que te besa en el cuello. Y el jazz se acaba.

25.7.13

diccionario breve de definiciones aproximadas

Reencuentro: Dícese del momento en que el mañana conecta con el ayer de dos personas. Abrazo entre almas que, lo quisieran o no, se dijeron un hasta nunca o un hasta luego con fecha de caducidad incierta, y vuelven a verse sin conocer las reglas del juego.

Destino: Parada final de la linea de metro de la vida que no aparece señalizada en ningún mapa y que aunque mucha gente crea totalmente inverosímil (como la existencia de los unicornios o los políticos honrados) está ahí, y llegaremos en algún momento. "Mind the gap" cuando salgamos del vagón.

Casualidad: Fuerza invisible por la cual miramos el teléfono y suena y es él o ella. También conocida como serendipia si el resultado final se escribe con letras de crédito de película romántica de las de antes, y el destino (ver definición anterior) nos lleva a buen puerto.


(y llegado el momento del Reencuentro coges los dados del Destino, los tiras, y esperas que la Casualidad le hinque el diente a todos los seises que hay en ellos. A jugar, que las apuestas están altas...)



20.7.13

la musa

Que vuelvas es muy mala señal. Anduviste escondida en los recodos de las haches, en los huecos que quedan en las conversaciones de ascensor. Y ahora estás de nuevo aquí, amenazando con no dejarme dormir o como mínimo con pintar de monotonía mis próximos días de vacaciones.

No quiero ser el próximo Spinetti, pero todos los pronósticos de mi particular hombre del tiempo mental indican nubes, alternando con pequeños claros, y todo aderezado con pinceladas de gris desidia.

Buenas noches...