10.6.08

Sigur Rós (VI)

Acaso sea la lluvia y su olor el origen de todo, el comienzo de la inspiración, la fuente de ese torbellino persistente que a ratos casi me nubla la mente y me suelta los dedos sobre el teclado.

Y acaso sean esas gotas y su sonido lo que me guía de nuevo aquí, al estuario donde acuden todos los ríos. Al baile de graduación de las ideas melancólicas. Al final de la penúltima copa de la boda de aquellos amigos. Al recodo del camino donde un árbol de tronco torcido y lleno de musgo te cobija de la que está cayendo. A la cueva entre las rocas desde la que puedes ver cómo sigue lloviendo, y sigue, y sigue.

Hasta que la última gota cae lamiéndote los pies y el sol aparece.

Y en el fondo, es como si todo hubiera sido un gran chiste contado a destiempo; uno de ésos que nadie entendió porque, en realidad, nadie lo estaba escuchando.

1 comentario:

Haldar dijo...

algunas veces nosotros somos los unos espectadores de algunos momentos que suceden en este mundo, como los unicos invitados a acto de magia. Solo nosotros lo vemos, nadie mas... Y eso es una fortuna.

Abrazos