16.12.05

Sigur Rós (IV)

Ella me dijo que los amarillos no volverían.

En estos momentos soy consciente de que mintió, y de que el ritmo que late en cada compás no es sino la imagen armónica de un copo de nieve sobre la superficie de un lago.

Miro a lo lejos y hasta donde mi vista alcanza todo es aurora boreal. No importa que tu la creas de cartón piedra: ella existe y es por encima de las pequeñas cosas, como arena que marca el borde de los ríos. Y por más que la azotes con amenazas de noches en vela y de días de silencios, crecerá por los cantos de las mesas, por las laderas de los campos, por las cimas de los montes y por las aristas de tus gestos, sin dejar tiempo a amenazas insípidas.

Díselo, se valiente.

Dile lo que hacíais con el corazón en una mano y las letras islandesas en la otra.

Te quiero se queda corto para definir lo que no siento por nadie.

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