24.3.11

acerca de todo esto

Va de ampliar horizontes, de no estancarse con lo que tienes delante de ti y ser capaz de ver entre las capas de centímetros que rodean tu confianza. Tiene que ver con que la vida no es blanca ni negra, aunque estaría bien que sus colores estuvieran definidos, sino que es de todos los tonos de grises que un par de cañas y unas conversaciones de bar puedan abarcar.

Satisfacción, puntillo, risas, no decir y decir, imaginar, suponer y paladear, caminar, restar, GPS, plazas que te recuerdan a personas, luces en ventanas que te rasgan el corazón, llegas, hablas, piensas, imaginas.

Soñar con ser lo que nunca hubieras pensado que podrías haber sido. Aunque no pensaras que podrías serlo.

27.12.10

flotar.

Algunas veces deseo cosas tontas. Otras veces mis anhelos son tan fuertes que me oprimen, me rasgan la piel y las ideas y me quitan el sueño. En este momento, deseo la ingravidez.

De pequeño siempre soñaba que volaba. En realidad era un medio-vuelo, ya que no podía controlar demasiado mis movimientos. Más bien parecía que me dejaba llevar, como si estuviera en un río de gran caudal y corriente, e intentara llegar a la otra orilla. Pero en mis sueños eso era suficiente. Me elevaba sobre las cabezas de la gente, y todos me admiraban. Estiraban sus manos, creando un paisaje de extremidades extendidas hacia el cielo. Una gran plantación de espigas de carne y hueso.

Mi deseo, ahora, es ferviente. Mi deseo está construido a base de suspiros. Mi deseo casi puede caminar, casi puede pedir por si mismo un futuro hecho de esos sueños que le dieron pie para existir. Mi deseo es como el ronroneo quedo de un gato, que te mira sin realizar gesto alguno pero que si te concentras puedes percibir desde el fondo de su garganta. Mi deseo está hecho de los restos de un sombrero de paja y de muescas en la pared, de polvo y de hiel, de nubes y de frío.

Mi deseo, es. Y flota. O al menos lo intenta.

25.12.10

wakeupwakeupwakeupwakeupwakeup

- Estás despierta?
- Sí.
- He tenido una pesadilla - dice él, mientras se da la vuelta para abrazarla.
- No pasa nada, tonto. Estoy aquí - le contesta ella, sonriéndole a oscuras.

Él la besa, repasando el recorrido de su sonrisa con los labios, intranquilo aún. Y mientras le acaricia el pelo le explica:

- Era muy real, ¿sabes? He soñado que nunca te había conocido. Que los días eran grises porque tú no podías iluminarlos con ese gesto que haces con las manos. Que eran también días largos, que las horas goteaban del reloj de la monotonía y que el sonido que hacían quebraba mis intentos de inventarte o conocerte, no estoy seguro. Que mi lado de la cama estaba caliente pero que el otro estaba frío, y yo sabía que algo fallaba y que las sumas no me daban el resultado correcto. Que te veía por la calle y te saludaba, y tu no me reconocías y te girabas como si yo saludara a alguien que caminaba detrás de ti. Menudo sueño, ¿no?

Ella sonríe de nuevo en la oscuridad y le acaricia el cuello. Tras unos momentos en silencio, ella le susurra que no pasa nada. Y cuando él se relaja un poco con sus caricias, ella le pregunta:

- ¿Cómo me llamo?
- ¡Menuda pregunta! - le contesta. Y al instante se da cuenta de que no sabe la respuesta.
- Entiendes lo que eso implica... ¿verdad? - le susurra ella.
- Sí. No existes.

Y despierta.

24.12.10

Frío

El frío que todo lo rodea, que sube por las piernas, se siente en las rodillas, en la espalda, en el cuello, en las orejas.

Y luego está ese otro frío. El de dentro. El de las cosas que no encajan y va a costar que encajen. El de querer gritar un "no tienes razón" con luces de vibrantes colores, quizás de neón. Este otro frío viene a ratos, sin avisar, traicionero y directo. Y se quita solamente cuando le das esquinazo con promesas vagas, de las de político buitre en temporada de elecciones. Es un frío construido a base de recuerdos, que transforma los detalles en afiladas agujas, y cuando quieres alcanzarlos y usarlos como escape tan solo consigues que se te claven en las yemas de los dedos. Un frío que querrías alejar a base de insultos y de echar en cara toda la mierda que guardas dentro, esa mierda ordenada alfabéticamente que crees que aún puede servirte como leña en esta batalla perdida de intentar entender los cambios. Y ojo, que amenaza lluvia y traición.

Los sentimientos son un boomerang de efecto retardado. Lánzalos, y encontrarán el momento justo, el menos adecuado, para volver a ti y golpearte en la sien. Y luego claro, levanta cabeza (one more time).

Pérdida de tiempo todo.

17.10.10

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Hoy toca una carta anónima de sinceridad tosca.

Tras tantos años de pasar páginas en el libro de la vida, hay capítulos que gracias a la suerte, la perseverancia, y la puntería y el instinto que los años nos brindan, no solamente no se pasan sino que se mantienen. Podríamos llamarlo índices. O podríamos llamarlo amigos.

De alguna manera, has sido columna vertebral cuando a mi me han fallado lo cálculos. Te has convertido en equilibro en momentos de vértigo. En capitan de barcos que zarpan y zozobran. Te he visto llorar, amar, reír, caer, saltar, subir, hundirte, resurgir. Tú me has visto igual. Nos hemos abrazado en esos momentos de mierda en los que el tropiezo ha sido grande; abrazos reflejos en momentos en que empezábamos a rompernos y ver abismos donde en realidad no había tanto.

Creo que estoy en posición de decir, que tras tantos años de miserias convertidas luego en sombras, risas, anécdotas, descalabros, triunfos, y como si esto de (sobre)vivir fuera un concurso... "prueba superada".

Y lo que nos queda. Mal que te pese ;)




16.10.10

inní mér syngur vitleysingur

En cada frase, en cada expresión de tres al cuarto, en cada esquina de los falsos versos que pienso y convierto en prosa. En cada quiebro que hago a lo que quiero decir para que no se pueda leer directamente y tenga que entenderse por el rabillo del ojo. En cada palabra escogida sin pensar, y en cada punto, cada coma, situados donde parece que irán mejor y dejados ahí, abandonados, sin repasar lo dicho (porque mirar atrás es debilidad y no queremos ser débiles). En cada símil, en cada hipérbaton que las frases desordena y el sentido rompe. En las letras que junto, una tras otra, formando aquello que quiero expresar con una suerte de azar que más parece fruto del teorema de infinitos monos que de una mente que procese y sienta.

En todas ellas hay un lunático que canta.

Sigur Rós - Inní Mér Syngur Vitleysingur

10.10.10

Yo soy Simon. Tú, Garfunkel.

Nuevas obsesiones (musicales). Vientos que soplan y se llevan el raspar de la lengua con el paladar, y barren los malos sabores de boca hacia otros lares. Letras que desgarran porque hablan de ti y de tus circunstancias. Horas que se te comen y miradas esperanzadas a un móvil que no llevan a ninguna parte, aunque lo cojas y le des vueltas en la mano y empieces a escribir y borres sistemáticamente cada letra, convertida en error y polvo. Echar de menos algo menos, con el miedo al olvido que ello conlleva. Olvidar las penas arrastra pedazos de ti, de mí, y de lo nuestro. Paraguas que se abren en el interior de corazones. Lluvias que limpian el exterior, cada gota una metáfora de mi confusión, mis anhelos y mis frustraciones.

The New Raemon - Tú, Garfunkel.

4.10.10

manual de buenas maneras de domingo

Esta noche he tenido una pesadilla. Una de esas en la que lo que ves, lo que sientes, lo que oyes y lo que dices es tan real que no eres capaz de distinguirlo como lo que es, un sueño. En esa pesadilla no había monstruos. Tampoco había sitios oscuros. Ni asesinos. Ni caídas vertiginosas desde edificios altos. Quizás por eso al abrir los ojos todo era tan vívido.

Aún en este momento, a horas de distancia del momento de despertar, tengo un nudo en el estómago. Estoy seguro de que si fuera al médico y me extirparan eso que me quema dentro, tendría la forma de un papel de lija con dos palabras escritas en él.

Mi cama no es muy grande, pero si que está muy fría. Y tiene un hueco enorme que no quiere olvidar su nombre propio... y en momentos como este me acaricia el brazo y me dice ese nombre.

No quiero soñar. Por favor.




19.9.10

Cosas que nunca me dije, o de lo que le robo a Kundera.

Desisto. Bandera blanca. Tras diez horas de nada, de sentirme pequeño, de vagar por 20 metros cuadrados, de adormilarme y despertarme... Diez horas de pensar, pensar y pensar, y de sentir cómo las neuronas se desprenden de mi cerebro y caen, y yo las piso, y su crujido crea ecos en lo que queda de mí.

He probado todo lo que ha estado en mi mano. Sonrisa y mirada fija, inteligente, no la visualices, no pienses. La consola de videojuegos portátil descansa ahora en la cama, sin batería. Abrazos y secadores de pelo a las seis de la mañana, no pienses. Vasitos con zumo de naranja para llevar y descansos de quince minutos que pasan volando. Dinosaurios. No pienses, mierda. Dos libros empezados en la mesita de noche, abandonados en la página tres o cuatro. Fui, era, no soy, pero tampoco era aunque sí lo hubiera sido, no pensar, no pensar. Voy al lavabo, me miro en el espejo, me lavo la cara. Todo me recuerda a cosas que no quiero. Divago, pienso en que sería útil que en el mundo real existieran las cortinillas negras, como esas que ponen en los ojos a los sospechosos de un crimen o a los testigos que quieren permanecer en el anonimato, y quiero ponerlas por todas partes y tapar todo lo que guía mi mente hacía ti. E imagino un mundo lleno de tiritas negras, por todos lados, hasta llegar un momento en que la tirita me tapa incluso a mi. Y desaparezco, porque no soy nada.

Me vuelvo a estirar en la cama de este mísero cuchitril, y de tan pequeñito que soy ahora apenas puedo abarcar la almohada. Me viene el nauseabundo olor a comida de algún otro piso y ni cerrar la ventana me evita tener que aguantarlo. Y cuando me tapo la cabeza con la almohada lo único que oigo son los sonidos apagados de mis cicatrices. Y pienso, de nuevo, en la insoportable levedad del ser.

Tan solo puedo perfilar una pequeña descripción de lo solo que me siento ahora, conforme pasan las horas hinchadas, llenas, rebosantes de minutos... y soy cada vez más consciente del ni contigo ni sin ti.

18.9.10

Todo y nada

Ganas de todo y nada.

Ganas de coger cosas y apretarlas, estrujarlas, y ver como los restos de lo-que-sea se me cuelan entre los resquicios de los dedos. Quiero gritar a la nada, quiero gritar que me arrebata ideas que nunca he tenido y que nunca han dejado de tocarme en el hombro para hacerme girar en el último momento y ver que no están ahí. Tengo ganas de tener la lista de respuestas a todas las preguntas que he lanzado a base de miradas y palancas. Ganas de correr hacia ninguna parte huyendo de los recuerdos rotos y de los dados de tiradas impares y aleatorias.

Quiero sudar, quiero beber, quiero revolcarme en esencia de exceso, quiero que todo me de vueltas y todo se borre y huela a rancio y a día de ayer, y a la vez quiero calma, quiero lineas rectas en mi estado de ánimo, quiero coger todas las sorpresas y tirabuzones de la vida y mandarlos a paseo, quiero silencio y quiero sonrisas.

Pero que no caduquen. Por favor, que no caduquen.

No se puede aspirar a quererlo todo cuando ni siquiera has empezado a tener nada...

Suenan: Los Planetas - Segundo Premio.