Y luego está ese otro frío. El de dentro. El de las cosas que no encajan y va a costar que encajen. El de querer gritar un "no tienes razón" con luces de vibrantes colores, quizás de neón. Este otro frío viene a ratos, sin avisar, traicionero y directo. Y se quita solamente cuando le das esquinazo con promesas vagas, de las de político buitre en temporada de elecciones. Es un frío construido a base de recuerdos, que transforma los detalles en afiladas agujas, y cuando quieres alcanzarlos y usarlos como escape tan solo consigues que se te claven en las yemas de los dedos. Un frío que querrías alejar a base de insultos y de echar en cara toda la mierda que guardas dentro, esa mierda ordenada alfabéticamente que crees que aún puede servirte como leña en esta batalla perdida de intentar entender los cambios. Y ojo, que amenaza lluvia y traición.
Los sentimientos son un boomerang de efecto retardado. Lánzalos, y encontrarán el momento justo, el menos adecuado, para volver a ti y golpearte en la sien. Y luego claro, levanta cabeza (one more time).
Pérdida de tiempo todo.
1 comentario:
eso si que es un frío verdadero...
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