14.1.09

mi mascota

- ¿Pero qué le ves de bueno?

- ¿Cómo dices? Si es genial...

- A mi no me gusta. Deshazte de ella!

- Serías capaz... abandonar así a un pobre animal. Dejar que muera de hambre en cualquier esquina, incapaz siquiera de buscarse la comida por sus propios medios. Acostumbrada como está a que le dé de comer en la mano nueces y bellotas... Sí, lo dices en serio. Todo este tiempo en el que ha estado a mi lado, buscándome para jugar cuando intuía que estaba triste. Todas estas noches en las que gracias a su compañía he podido restar horas y que se hicieran más cortas. Y ahora.. después de todo este tiempo.. ¿quieres que la mate?

- ...

- ¿Qué?

- Es un peluche.

- No cambies de tema.

3 comentarios:

Nacho Hevia dijo...

La mía se llamaba Gori... evidentemente era (es) un gorila; ahora tiene dos botones por ojos y sus brazos ya no son tan firmes; lo guarda mi madre, entre los dientes de leche de todos sus hijos...

Deric dijo...

Yo aún tengo también mi mascota de cuando era pequeño, se llamaba "Osito" y, evidentemente, era un osito de peluche, de color rojo y blanco... ahora ya casi no tiene pelo y los brazos y las piernas estan recosidos pero aún hoy, cuando voy a casa de mi madre, a veces lo saco de su caja y lo abrazo, me hace sentir bien.

Anónimo dijo...

Oooohhh! eso me pasa a mi! mi familia no entiende el amor que siento por mi rata! :D (que vale, es de peluche, pero para mi vale mucho más y está mucho más viva que ciertos seres vivientes).
El texto es guay y además me ha hecho sentirme comprendida jaja