Le sonreiste a aquello como si no fuera más que un strike de chiripa de tu partida de bolos de dos rondas. Te rascaste la cabeza, en un gesto típicamente tuyo, un tic adquirido a fuerza de estar contigo mismo en los rincones más profundos de tu mente, y encontrar allí patrones de comportamiento que jamás te han gustado.
Te rascaste la cabeza, como te decía, y le diste la espalda a la lluvia. Qué más dará, pensaste, si aquí dentro estoy resguardado de ella.
Les hiciste la misma broma tonta de siempre, esa con la que siempre se ríen y la que siempre cuentan como anécdota tuya en las cenas con sus amigotes, y todos bromearon y le quitaron la misma importancia que tú ocultabas a patadas. Respiraron tranquilos, se relajaron, y tú seguiste con la ensalada de tripas que siempre sigue a cosas de esta índole.
Y ahora que nadie mira, todos duermen, y tú recuerdas dolorosamente que estás vivo, te miras en el pequeño espejo. Y te dices a ti mismo tonterías sobre ventanas que se cierran y metáforas que se follan a metáforas. Y frases que no quieres entender. Y que cada vez llueve menos en esta ciudad porque tú mismo montaste una fábrica de toldos. Y que qué suerte que tienes pruebas de no estar loco.
Y te duermes, con la angustiosa sensación de haberte tragado un erizo.
Menudo chiste.
1 comentario:
Una pregunta: el erizo que supuestamente se traga, es de mar, o de tierra? Y otra cosa, ya que estamos, si una metáfora se folla a otra metáfora... nace una metaforita? Son cuestiones que me planteo, teniendo en cuenta que mi neurona sigue en estado de estupor constante... :P
Un saludo grande!!
Publicar un comentario