La luna me hechiza.
Recuerdo cuando era niño y a las diez de la noche sacaba a mi perro a pasear. Recuerdo cómo podía dejar pasar los minutos contemplándola: me sentaba en uno de aquellos estropeados bancos del parque, bien abrigado cuando era invierno o cuando llovía. Y la miraba.
Sé que de alguna manera ella influía en mis estados de ánimo. Cuando era llena parecía como si todos los caminos que llevaban a alguna parte fueran más cortos; como si los trayectos que hasta ese momento se me antojaran largos pudieran subdividirse en pequeños senderos, fáciles de recorrer si el empeño te echaba una mano. Recuerdo como la miraba preso de unas alegrías azules que no podría definir, y todo me parecían vasos medio llenos, zumos de sabores divertidos y paredes de colores vistosos.
Cuando había luna nueva, o cuando estaba nublado y no podía contemplarla del todo, me embargaban sensaciones tristes. Eran momentos en que independientemente de cualesquiera fueran las circunstancias de mi vida la pena venía a mí si que tuviera que abrirle la puerta ni pudiera cerrársela en las narices. Pequeñas gotas de tristeza resbalando por una superficie plana, todas viniendo de los más dispares orígenes, y yendo a encontrarse en el río triste de mi estado de ánimo.
En ocasiones como aquella se me hacía un nudo en el estómago y los ojos se me encharcaban. Mi perro venía a mí, con ese sexto sentido que tienen todos los animales para esas cosas, y me ladraba, amable, fiel, optimista. Entonces yo le tiraba la pelota y volvía a mi pequeña burbuja de miserias de papel. Puede que fuera una especie de autoflagelación complaciente, una manera de decirle al mundo que, ey, existía, y que para demostrarlo era capaz de rasgarme en dos el alma sin motivo aparente.
Con el tiempo aprendí que no estaba bien ser capaz de alterar mi ánimo de aquella manera.
Y mi perro murió.
Y yo crecí.
Y dejé de contemplar mi parte oculta de la luna.
(pero el nudo en el estómago sigue surgiendo cuando él quiere)
Para i, que no sé si sigue leyéndome a ratos desde ese país que no sé situar en un mapa.
Jo també me'n recordo de tu..
3 comentarios:
me juego el brazo a que no le he visto nunca.
imprimo tu texto porque hoy me toca comer sola y lo odio . . .
te leo :*
Eres cáncer? Lo digo por lo del influjo de la luna...
Cierto!! Si lo ponen en la información de tu perfil!! jajajaja. Es lo que tiene ser tan despistada... xD. Gracias por tu comentario. Un saludo!!
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