1.8.15

el camino del paria.

La tormenta me impulsa a levantarme y a escribir con la fuerza de un tsunami de dolor. Y sentado delante del ordenador vuelvo a acariciar las esquinas de la pena, y vuelvo a echar de menos las inercias y las rutinas que sumadas me hacían un poco más yo. Y busco las piezas del puzzle de la persona que era ayer y paso los días cada vez más convencido de que la última está perdida debajo del sofá del amor propio. He viajado a lugares que jamás debería haber pisado y creo que he olvidado mi lengua materna. Y ahora balbuceo cuando intento describir hasta las cosas más simples. Y dudo cuando intento encontrar el camino de miguitas de pan que dejé hace mucho, mucho tiempo, en el rincón de pensar de dentro de mi craneo. Quizás ese rastro nunca estuvo ahí. Quizás olvidé abrir el paraguas que paraba las dagas. Quizás las piedras del camino me hacen tropezar más que antaño. Quizás los cordones de mis zapatos son más largos y están más enredados de lo que pensaba.

Y mientras los quizás se me acumulan en la vetusta mochila de las experiencias recorro una vez más el camino de subida.

Sigur Rós - Sæglópur (en loop, como toda la música de romperse por dentro)

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