La misma lluvia de siempre, la que te aleja de todo y a la vez te acerca a lo que merece la pena. La que te hace echar de menos momentos y echar de más las tristezas. La que cae y limpia el suelo, los hombros y las ideas.
La misma lluvia de siempre: purifica, trae vientos nuevos y te hace compañía cuando te sientes solo. La que tiene una banda sonora que nunca te abandona, y que trae notas finas de piano que suenan como un goteo constante en lo más profundo de tus entrañas. Gotas hechas de sueños, esperanzas, y momentos que permanecen.
La misma lluvia de siempre. La que me hace hervir los dedos, la que me lleva cerca y a la vez lejos, y me hace escribir (y describir) de nuevo. Me vuelvo a mi silla vacía, frente a la terraza, a dejar que de nuevo me envuelva esa paz hecha de gotas y frío.
La misma lluvia de siempre. Pero diferente.
2 comentarios:
Brota con la lluvia, tu clima, y te baña y limpia, siempre.
Lejos, cerca.
(Diciéndote que tan vivo estás!)
Nada nunca será igual.
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