Le sirve un café ("cortado, descafeinado de sobre, leche natural, gracias"), como viene haciéndolo cada día desde hará cosa de meses.
Lo observa con curiosidad disimulada desde el anonimato de la barra del bar, mientras atiende a otros clientes con esa máscara de sonrisa de los que acostumbran a trabajar de cara al público.
En la realidad él nunca levanta la vista de su taza, que contempla absorto como si los posos de café fueran capaces de guiarle por inescrutables sendas de elecciones mudas. En la mente de Ana, él pasea su mirada distraída por la clientela de las mesas y acaba posando sus ojos sobre ella. "Son bonitos", piensa la Ana de esos sueños, "azules y profundos".
Pero él nunca la mira. Nisiquiera sabe de qué color son sus ojos.
A los quince minutos exactos desde que entra en el bar el chico se levanta, como siempre, y deja el dinero del café y la propina encima de la barra. Musita un "gracias" con voz apagada, una sencilla palabra que Ana siempre ha considerado que él pronuncia con un tono de tristeza gris. Sale como siempre con el cuerpo encogido como si intentara no destacar, confundirse con lo que le rodea, mimetizarse con un entorno de olor a tabaco viejo, carajillos mañaneros y aceitunas en conserva tras el cristal de la barra. Rodea la misma mesa con el mismo movimiento, mueve la cabeza de la misma forma, abre la puerta con la misma mano izquierda lo justo para dejar pasar su cuerpo, y desaparece calle arriba.
Las once y diez, dice el reloj colgado de la pared lateral del bar. Y Ana, como siempre, sonríe. Mientras el abuelo Antonio le cuenta sus penas del día ella guarda el dinero en la caja registradora. Sonríe porque sabe que tarde o temprano, él la mirará a los ojos y ella podrá devolverle la mirada.
"Hasta mañana", piensa para si. "No hay prisa."
4 comentarios:
haz que Ana no le diga nada, hazme caso. Esas cosas nunca salen bien (te lo digo yo que paré por la calle a un bebedor de té con ojos azules)
(y qué bien que actualices, se me pone sonrisa de estúpida cuando entro y veo que hay algo nuevo)
hola oscar!
m'ha molat molt l'escrit aquet!
un saludet per tu!
Cada vez que leo esto me viene a la mente la canción (o mejor dicho, el videoclip) de Alicia Keys "You don't know my name". Con unas ligeras diferencias, el tío del videoclip no toma café, si no el especial (with hot chocolate xD), no entra por la puerta del verdad cada día, sino cada miércoles... detalles sin importancia xD.
Un saludo!!
Ah, te dejo el link, por si quieres echarle un vistazo
http://es.youtube.com/watch?v=f_wmJ-5r9GY
No entra por la puerta del verdad cada día??????????? No sé qué leches estaría pensando, pero quería poner "bar"... :S. Aclarado queda.
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